No obstante los colombianos y los ciudadanos del mundo reconocemos en la declaración de los derechos humanos universales (ONU) que todos los seres humanos debemos comportarnos fraternalmente los unos con los otros (Art.1), que todos tenemos los mismos derechos sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición (Art.2), que todos tenemos derecho al trabajo, a la protección contra el desempleo, a igual salario por trabajo igual, a una remuneración equitativa y satisfactoria, que nos asegure, así como a nuestras familias, una existencia conforme a la dignidad humana, y que será completada, en caso necesario, por cualesquiera otros medios de protección social (Art.23), que todos tenemos derecho a un nivel de vida adecuado que nos asegure, así como a nuestra familia, la salud y el bienestar, y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios; asimismo como derecho a los seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u otros casos de pérdida de los medios de subsistencia por circunstancias independientes a nuestra voluntad (Art.25), sin embargo no hacemos lo suficiente para honrar nuestro compromiso a cabalidad |
Justificamos el desempleo, y por ende la pobreza y sus consecuencias, con el plausible desarrollo y avance tecnológico, olvidando que no hay meta más importante y loable a lograr que el mejor bienestar integral para todos los seres humanos.
En Colombia hay 12,2 millones de personas que están sub-des empleadas, 2.68 millones sin empleo y 9.5 millones ocupados por cuenta propia (DANE), cuyos ingresos son insuficientes para mantenerse por encima de la línea de pobreza y de pobreza extrema. De ellos, la mayor parte pertenece a las minorías más vulnerables como lo demuestran sus índices de desempleo (70% personas con discapacidad, 35% víctimas del conflicto armado, 35% víctimas de desplazamiento forzoso, 68% jóvenes en situación de pobreza, 19% afro descendientes e indígenas - USAID ACDI ANDI), lo que se evidencia en los 13 millones de colombianos que viven en la pobreza, con menos de $8.581 pesos diarios, y en los 3.5 millones que viven en la pobreza extrema con menos de $3.920 pesos diarios (DANE).
Hasta tanto no se creen suficientes nuevos empleos de base, para que todas las personas cuenten con un trabajo legal y permanente con el que puedan sostener dignamente a su familia, y hasta tanto no se desarrollen suficientes nuevas empresas sociales cuyo objetivo primordial sea generarlos, mantenerlos y multiplicarlos, seguirán creciendo los índices de desempleo y de pobreza en nuestro país, y en el mundo, y seguiremos incumpliendo nuestro compromiso societario de garantizarle los derechos humanos a todas las personas
El desempleo es una calamidad dolorosa para quienes se ven obligados a sobrevivir sin un trabajo digno, sin unos ingresos dignos y sin ninguna seguridad social ¿Cómo hacen? ¿Cómo pueden? Es la principal causa de otros graves problemas sociales -como la pobreza, la inseguridad, la mala imagen, la ilegalidad comercial y laboral- en nuestras calles y ciudades. Tod@s las personas tienen derecho a un trabajo digno, legal y permanente y tod@s necesitan uno para sostenerse a si mismos y a sus familias con dignidad. |
Como sociedad, nos hemos alejado de nuestro deber de cumplirle a Tod@s con el derecho y la necesidad de tener un trabajo digno. Por un lado tenemos el problema del DESEMPLEO TRADICIONAL, cuando el número de personas que necesitan trabajar (Demanda) crece mas rápido que el numero de empleos que genera el mercado (Oferta) y por otro lado el problema del DESEMPLEO DE LOS MAS VULNERABLES, cuando las personas -por su condición desfavorable- tienen mínimas probabilidades de ser contratados "Aunque existan vacantes" en el mercado |
Hay mas de 12,2 millones de colombianos que están sub-des empleados, la mayor parte pertenecientes a las minorías mas vulnerables. Son 2.68 millones de desempleados mas 9.5 millones que trabajan por cuenta propia (41.9% de los 22.68 millones de los considerados ocupados) Fuente DANE Agosto 2019
Nos hemos acostumbrado a ver en nuestras calles: Casos como este, son tantos y tan frecuentes, que se han vuelto parte del paisaje de nuestra ciudad |
Nuestras calles se utilizan comercialmente La actual prosperidad mercantil de las calles no beneficia en nada a la ciudad. No se refleja positivamente en la legalización laboral ni comercial, en el crecimiento económico de los participantes callejeros ni en el mejoramiento de nuestra imagen de ciudad |
Los delincuentes se aprovechan del caos y la proliferación de gente en las calles para atacar a los ciudadanos Estamos cansados de vivir amenazados en nuestra propia ciudad, temerosos de ser atracados y de pagar incluso con nuestras vidas mientras llega una solución definitiva que nos garantice vivir en paz. |
El estado de las personas que se ven en la calle y las actividades que deben realizar para sobrevivir, ofrecen una muy mala imagen de nuestra ciudad y de todos nosotros -los ciudadanos- como sociedad No nos hace ver nada bien que entre nosotros vivan personas tan vulnerables, que tengan que salir cada día a las calles a conseguir su sustento y el de sus familias, bajo condiciones tan adversas, indignas y desiguales |